La Academia Nacional de Medicina de México ha de ser siempre la corporación médica, de carácter académico, más respetada y prestigiada de la sociedad mexicana por la muy alta calidad profesional de sus miembros, por la independencia de sus juicios, por su posición clara, firme y equilibrada ante los grandes temas de interés para la salud de los mexicanos, por su defensa de la ética y el humanismo, y por sus aportaciones sustanciales al desarrollo científico, a la educación médica y a las políticas públicas de salud.